En Australia han abierto una fábrica de semiconductores orgánicos. Aunque parezca ciencia ficción pulverizan una superficie de plástico con una tinta especial y "voila" ya tienes un microchip.
Se consigue una integración mucho menor que en los convencionales de silicio. Los transistores son una 1000 veces más grandes y mientras la fábrica ha costado 10 millones de dólares y funciona con 50 empleados una fábrica de chips de silicio con una producción equivalente costaría 1.300 millones y necesitaría de 5000 empleados.
De momento estos microchips se usarán en sensores químicos.
Vía | Teleobjetivo | Fabricando microchips con impresoras de chorro de tinta
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Se consigue una integración mucho menor que en los convencionales de silicio. Los transistores son una 1000 veces más grandes y mientras la fábrica ha costado 10 millones de dólares y funciona con 50 empleados una fábrica de chips de silicio con una producción equivalente costaría 1.300 millones y necesitaría de 5000 empleados.
De momento estos microchips se usarán en sensores químicos.
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